top of page

Al otro lado del arcoiris

Si deseas compartir la historia de tu minino que ahora esta en el arcoiris puedes enviarnos un correo a doc.miau@gmail.com con su fotito y la publicaremos en este muro. Todos necesitamos palabras de aliento en los momentos mas dificiles.

TOMAS JORGE

1995-2012

Era una noche de octubre de 1995 cuando mi hermano Roberto salió a pasear a nuestros perros adoptados Lobo y Daisy. Se dirigían a unas canchas deportivas que se encuentran en la esquina de la casa, junto había un terreno grande. A lo lejos le pareció escuchar el llanto de un gatito, los lamentos que escuchaba se mezclaban con las risotadas de un par de borrachos que alcanzó a ver a lo lejos. Junto con los 2 perros se fue acercando a donde se oía el gatito, era justo donde estaban los borrachos. Ahí entendió lo que pasaba, estos tipos se divertían apedreando a un gatito bebé que se protegía como podía. Mi hermano soltó a Lobo y a Daisy (mix husky siberiano y criolla respectivamente, ambos grandes) en cuanto los vieron los borrachos salieron huyendo, dejando al fin, al pequeño gatito.
Roberto y los perros lo buscaron y finalmente dieron con él, el gatito no trató de huir, estaba demasiado lastimado, según me cuenta mi hermano, el pobre bebé se aferraba con desesperación a su pantalón como pidiendo ayuda. Lo tomó en sus manos y lo llevó a casa, así conocí a mi gato, mi amado gato Tomás Jorge. Tomás Jorge tenía alrededor de mes y medio, resultado de los golpes llevaba un ojito cerrado, una orejita rota, la boca golpeada y su nariz hinchada y respiraba solo con un hoyito, la nariz y la boca sangraban. Esos tipos casi lo matan.
En cuanto lo ví me puse a llorar, sé que no puedo hacer que todos amen a los animales, pero ¿Por qué no respetarlos? ¿Por qué tanta crueldad contra un ser indefenso? Esa noche lo curamos lo mejor que pudimos y durmió dentro de una caja de cartón forrada en periódico y franela. Al fin, en un lugar seguro por primera vez en su corta vida. Al día siguiente, lo bañamos y alimentamos. Visitó por primera vez al veterinario y estuvo en tratamiento para que se repusiera de la tremenda golpiza que recibió.
Una vez bañado nos dimos cuenta que Tomás era blanco con manchitas tigradas no gris como creíamos. A partir de ese día, Tomás nos adoptó como su familia, creció sano y feliz y como todos los gatitos hizo montones de travesuras, desarrolló una personalidad (¿gatonalidad?) especial,  aprendió a comer de sus latas si le daba con tenedor, entendía por su nombre, tiró el árbol de navidad y hasta visitaba a los vecinos para saludar o hacer una que otra travesurita. Compartimos miles y miles de hermosos momentos y anécdotas de todo tipo. Tomás nunca tuvo hijitos, decidimos esterilizarlo en cuanto fue posible, pensar en que otros inocentes pasaran por experiencias tan crueles como la que pasó siendo un bebé era inconcebible.
Con la edad, sus hermosos ojos azul-violeta dejaron de servir y ahí empezamos un nuevo proceso de adaptación, tuvimos que poner protecciones en el jardín para que no saliera más y las personas que lo conocían pasaban a saludarlo cuando estaba tomando el sol. Su cuidado y protección se convirtió en tema prioritario para todos en casa.
Finalmente, mi compañero en la vida, mi amado gato sabio dejó este mundo el 7 de abril de 2012, era de madrugada y había una luna preciosa, tenía 17 años de edad, era el hermano mayor de 4 gatos y 4 perros (todos adoptados, un amigo no se compra!) murió en su casa, en su cama, con toda su familia alrededor, tuve el enorme privilegio de recibirlo en casa y también el de despedirlo. En ambos casos con mucho amor.
Tomasito, la noche que llegaste a casa te prometí que te iba a hacer muy feliz, espero haberte cumplido hasta el final. Te quiero y te extraño mucho. - CECI JUAREZ

AURIGA

Nov'12

Desde mi infancia me he visto rodeada de gatos, recuerdo a cada uno de ellos y siempre hay un recuerdo lindo. A través del tiempo siempre he tenido su compañía en diferentes etapas de mi vida, contando de los 3 a los 18 años tuve 12 gatos (2 blanco con negro como silvestre, 1 totalmente negra y 9 siaméses) . A los 21 años me case, tuve a mi hijo y posteriormente segui trabajando. Vivimos en departamento así que el tema de tener un gato quedo en el olvido, hasta que un día mi pequeño hijo de 8 años fue a la tienda, recuerdo que llego con una bolsa de papel y me dijo: "Mamá te traigo algo que siempre has querído", al ver la bolsa de papel pense "un pan" jajaja no sé porque pense eso, de pronto, algo se movió dentro de la bolsa, y pensé "y ahora que me trajo", dedujé que sólo podría ser un gato y me lo imagine llenito de pulgas y maltrecho, sucio, etc. Y oh sorpresa Sí era una gatita pero estaba hermosa, pequeñita, parecia siamés, corriendo fuí a mi habitación para que mi esposo viera la gatita y le pedí su aprobación para quedarmela y sonriendo me dijo "pues ya que, ni modo que te diga que no", fué entonces que lloré de felicidad, nuevamente tendría una gatita, así que le dí el privilegio de que fuerá el quien la bautizará, la llamo AURIGA (mi esposo es aficionado a la astronomía) que es el nombre de una constelación.
Entre Auriga y yo se formo un gran lazo afectivo, nos entendiamos perfectamente, me hablaba mucho con su mirada, tan intensa y penetrante. Tenía unos hermosos ojos azules. Vivió 14 años a nuestro lado y me hizo muy muy feliz. Sus ultimos años engordo después de que le quitaron la matriz y los ovarios, nunca tuvo bebes ni se cruzo. En el ultimo año ya no podía casi saltar a su comedero y la cargaba para que no se esforzara. Se veía venir ya su final y creo que no sufrío tanto. Su partida fué muy dolorosa para mi pero así tenía que ser. Ha sido un amor tan inmenso que hoy sin cerrar mis ojos aún puedo verla, la tengo tatuada en mi corazón y en mi mente. Podría seguir escribiendo tanto porque es tanto lo que sigo sintiendo. Gracias Auriga por ser y estar en mi vida. - EVA SANCHEZ

MISIFUZ

2000-2014

Mi bebé de 14 años tuvo tantos nombres en su vida que me es difícil escoger uno. Su primera mamá humana le decía chillón aunque nosotros jamás le dijimos así, y llegó a mi casa por un milagro, mis papás nunca habían querido tener animalitos, primero por el espacio y en segunda porque mi hermano y yo ya éramos suficiente proyecto de educación. Siempre nos vimos rodeados de gatos y alguno que otro perrito, pues mis abuelos y los lugares donde vivimos siempre estaban cerca de gatitos en búsqueda de comida y cariño.

En un principio el gatito llegó para una viejita que necesitaba compañía, pero una vez que el gatito estaba listo para el nuevo hogar, la viejita desapareció. Ahí vino el milagro, pues el gatito rayadito de 3 meses acabó en mi casa (aún no me explico cómo) "condicionado" a que se portara bien. Todos los días llegaba mi hermano de la escuela para preguntar cómo se había portado...siendo un bebé, ya se imaginarán qué respuesta había siempre. Finalmente el amor nos ganó a todos, él nos adoptó y pasó el resto de su vida en nuestra casa y nuestro corazón. 

Fue llamado Midori por su pelaje medio verde, Misifuz, Mini-Me, Misifuzky, y muchos otros nombres pero ante todo fue mi gatijo. Estuvo con nosotros en momentos muy difíciles y en su último año, sobre todo acompañó a mi papá en su enfermedad y a su vez él lo acompañó en la suya. Hace tres meses limpiando sus orejitas comenzó a sangrar, herida que resultó ser un tumor que creció, se extirpó, volvió a crecer, se infectó... No es mi intención recordar esta parte de la historia de mi gato, porque él nos dio mucho más que esto... Nos enseñó que un regaño no surte efecto si no se hace con amor, nos enseñó tolerancia y digan lo que digan de los gatos, fidelidad, pero un tipo distinto en el que él no es un animalito y nosotros sus amos, sino una relación más cercana en al que aunque la gran mayoría de las veces no nos hacía mucho caso, jamás pusimos en duda su amor por nosotros. Con cada uno fue una relación distinta, con mi mamá, su compañero, su muñeco; con mi papá un amor indescriptible, con mi hermano un ronroneo con sólo verlo, conmigo mil y un juegos, risas, araños y mordidas pero aunque nos sacábamos de quicio mutuamente, siempre estuvimos unidos desde la primera vez que nos vimos y dormimos abrazados abajo de las cobijas cuando hacía frío. 
La última vez que lo vi con vida le agradecí cada momento que pasamos juntos y ahora que ya no está, cada día antes de dormir y al despertar le sigo agradeciendo que haya llegado a mi vida porque a todos en mi familia nos cambió y nos dio tantas cosas que sin él no hubiéramos vivido, cosas que sólo un gatipadre puede entender. Que Misifuz fuera parte de mi familia fue el mejor aprendizaje que pudimos tener, por todo lo que vivimos siempre le estaremos agradecidos y lo llevaremos en nuestro corazón. 
Con amor, en memoria de nuestro gatijo.
Atte. su familia

bottom of page